Superación, pasión e ilusión por lo que uno hace son los ingredientes de estahistoria protagonizada por Miriam, una chica valenciana de 24 años con una discapacidad intelectual del 50%.
Sin embargo, esto nunca ha supuesto un impedimento para ella pues siempre ha cumplido todo lo que ha propuesto: estudiar, trabajar y bailar.
Como cualquier niñ@, Miriam creció con miles de sueños que cumplir. Sin embargo, para muchos su discapacidad era un límite y estaban dispuestos a hacérselo saber.
«En el colegio me decían que no me despistara, que tenía que centrarme en las dos salidas del centro para mí: jardinería o cocina. Eso no era lo que yo quería hacer».
Haciendo oídos sordos a lo que le advertían: "no hagas esto, no vas a ser capaz, vas a perder el tiempo...", Miriam decidió no conformarse y hacer lo que más le gustaba sin ponerse ningún límite. Actualmente, Miriam practica salsa, bachata y está empezando a aficionarse a la danza urbana.
«Me encanta el baile, es cuando más feliz me siento».
Además, Miriam combina su pasión por el baile con sus oposiciones administrativas, a las cuales está dedicando mucho tiempo y esfuerzo.
«Está suponiendo mucho trabajo, pero me siento muy muy orgullosa porque sé que lo voy a lograr. A veces solo se necesita confianza en una misma».
Sabemos que si algo define a Miriam es el esfuerzo, la dedicación y la ilusión con la que hace todo lo que se propone. Su familia junto a la asociación Tots Junts Podem han tenido mucho que ver en este proceso de autoconfianza.
«Nunca he estado sola, mi familia siempre me ha apoyado en cada momento».
Por su parte, gracias a Tots Junts Podem y su programa de ocio y vida independiente, Miriam ha reído, ha disfrutado, ha aprendido a valerse por sí misma de forma autónoma y lo más importante, ha conocido a personas increibles que la han inspirado a vivir sin límites.
Cuando le preguntamos a Miriam qué le diría a su yo del pasado, lo tuvo claro:
«Si tuviera que decirle algo a mi yo del pasado sería que no tuviera miedo, que va a conseguir todo lo que se proponga y que los límites nos los ponemos nosotros, nunca los demás o una discapacidad».
Y es que, si en vez de escucharse a sí misma hubiera escuchado a los demás, Miriam se hubiera conformado con lo que los demás esperaban de ella y nunca hubiera iniciado el camino a cumplir sus sueños: ser una bailarina profesional y obtener su plaza en la administración pública, dos objetivos que estamos seguros de que cumplirá.
